'¿Dónde estamos parados?'
Y resisto.
Todavía me encuentro resistiendo, aunque cada vez menos, a su propuesta
infalible. Todo cuanto me arrebata las fichas del tablero prolijo que creo me
diseño, me sigue poniendo en jaque, y me enfrenta a polarizaciones tan
poderosas como conocidas.
Pienso en el año
que se desenvuelve como una comprobación empírica y amorosa de los haceres
sembrados la temporada anterior.
Me sobresaltan los nuevos entornos, y me descubro clásico, añorando a veces
algunas juntadas que ya no están, el equipito de fútbol con el que te entendías
sin esfuerzo, las reuniones o los espacios de complicidad, el descanso en
tierras que ya no son.
¿La llave?
Mantenerse como aprendiz.
Practicar la receptividad.
Quitarse constantemente de ‘lugares finales’, de podios inventados y heredados colectivamente.
Aprender nuevas
maneras de hacer lo que ya incorporé, lo que me da de comer, lo que me impulsa
a levantarme por la mañana, lo que mantiene la llama ardiendo.
¿Cómo seguir
generando vías tales?
Aceptación de lo
que es: personas, momentos, desafíos. Ciertamente todo esto ocurre mientras
miramos para otro lado, pretendiendo cumplirnos y aprobarnos cada contorsión.
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