'¿En qué nos parecemos a Dalí?'. Entrevista al hombre en cuestión.
A modo de bienvenida a éste humilde espacio, comparto una entrevista realizada al artista Salvador Dalí, hallada entre tanto papel perdido.
¿En qué nos parecemos a Dalí?
-¿Es cierto que usted es el mas grande genio de
la pintura?
-
Lo sabemos
bien tanto usted como yo. No es la verdad, es evidente. Si yo no estuviera
convencido de eso, no habría creado nada. No habría hecho ni una sola tela, ni
una sola escultura, ninguna película, ningún libro, y Dios sabe que escribo
mucho. Todo acto de creatividad es un gesto de megalomanía. El artista es igual
a Dios. Por el movimiento de su mano crea astros y se convierte él también en
astro. El acto de creatividad es también el acto de riesgo, que expone al
peligro tanto al que observa la obra como al que está escondido detrás de esa
obra. Sé bien que la locura está presente en todo objeto del mundo real y
alrededores, la percibo: soy consciente de ella. He pagado muy caro por todo lo
que había hecho entonces tengo derecho a pensarme tal como soy.
-¿Usted provoca conscientemente?
-
Consciente
o inconscientemente, ¿cuál es la diferencia? No se puede cortar al hombre
longitudinal y transversalmente. No desafío a nadie, no quiero gustarle a
nadie. Lanzo una advertencia. Y si eso choca, entonces está muy bien. Volvemos
así a las fuentes de toda tragedia: a las de la Grecia antigua, a las de
España, y quizá simplemente a las del hombre.
-¿Qué hace cuando no pinta?
-
¿Cómo,
cuando no pinto? Yo pinto sin pausa. En el momento en que le hablo, sigo
pintando. Nunca dejo de pintar, igual que no interrumpo nunca mi respiración.
Si dejara de pintar, moriría. No se es artista de vez en cuando. Se es artista
desde siempre y para siempre. Yo trabajo veinticuatro horas sobre veinticuatro,
seguido inclusive de noche, sobre todo de noche, durante las doce a quince
minuto que preceden mi sueño. Es el momento en que surgen mis imágenes: fantásticas,
insólitas y extrañas. Son extraordinariamente proféticas, y no las olvido. Y
después el trabajo, la paleta en mano, frente a un caballete, no es más que la
ejecución técnica de todo lo que ya ha sido pintado en mi imaginación.
Somos
Distintos
-¿La igualdad de los seres no existe?
-
-¡Qué
aberración! ¿Quién la inventó? La fauna exuberante que cubre la superficie
terrestre constituye una unidad completamente formada de diferencias, y esas
diferencias no harán más que aumentar. Es hacia eso hacia donde vamos y por lo
cual nos encarnizamos. Entre el elefante y la mosca tal vez haya cierto
parecido. ¿Pero entre usted y yo?
-Hablemos entonces de lo que en todo caso
tenemos en común: la muerte.
-
Buen tema.
Pienso sin cesar en la muerte, porque es mi compañera más fiel, la más vieja,
que no me ha abandonado desde mi infancia. Dije ‘mi compañera’, pero la muerte
no se mantiene cerca de mi, junto a mi, no se inclina sobre mi. Está en mi
interior.
La muerte ‘funciona’ en mi, sin descanso, como la arena que corre dentro
del reloj. Una destrucción progresiva en la cual, por contraste, mi vida me
parece aún más bella. Aún hay un seductor juego de oposición. Yo huyo de la
muerte pero es por ella por la que mi vida tiene un gusto áspero y amargo.
Espantado por la certidumbre de la descomposición, me esfuerzo por
salvar la inmortalidad de mis obras. Ruego entonces a la muerte que acabe
conmigo lo mas tarde posible y le imploro que me tome cuando esté de pie, con
los ojos abiertos y la cabeza alta.
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